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Ferran Adrià, uno de los chefs españoles más admirados en el panorama internacional, recibió la Orden del Sol Naciente con Rayos Dorados y Roseta de S.M. el Emperador de Japón en la ceremonia celebrada el 10 de diciembre en la residencia oficial del Embajador del Japón en España.

La Orden del Sol Naciente se concede tanto a ciudadanos japoneses como a extranjeros que hayan alcanzado logros destacados en su actividad profesional en pos de mejoras sociales o culturales, o en el fortalecimiento de las relaciones internacionales de Japón, o en la promoción de la cultura japonesa.

Adrià comenzó a trabajar en el Restaurante El Bulli en los años noventa. Llegó a ser su propietario en 1997 y a conseguir tres estrellas Michellín. El Bulli fue considerado el mejor restaurante del mundo en cinco ocasiones.

En 2011, tras cerrar sus puertas, El Bulli se transformó en una fundación para la investigación gastronómica. Adrià, en ese camino de búsqueda creativa, se cruzó con Japón. Desde 2002 visitó Japón en varias ocasiones interesándose en la gastronomia del país. Primero fue invitado por el chef Yukio Hattori, que dirige una de las escuelas de cocina más prestigiosas de Japón, y durante su estancia conoció a Hiroyoshi Ishida, chef del exclusivo restaurante japonés “Mibu”. Desde entonces, comenzó una estrecha colaboración entre los dos chefs que culminaría en una estancia del chef japonés en El Bulli, una experiencia que quedó recogida en una obra de manga: “Mibu, El Bulli”.

En 2011, Adrià organizó unas jornadas gastronómicas con ganaderos y agricultores de la región de Tohoku, una de las más afectadas por el terremoto y tsunami de ese año, para animarles a seguir con su producción en la zona.

En la noche de clausura de El Bulli, el chef utilizó productos de Tohoku en algunos platos como recuerdo de su experiencia en la región.

En 2012 participó como invitado en el Salón del Manga de Barcelona. Hizo una exhibilición de su cocina con aires de Japón e impartió una conferencia junto con el chef Ishida de Mibu.

 
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Ferran Adriá, visiblemente emocionado, agradeció la condecoración y la participación de todos los presentes en el acto de ceremonia.

El chef llegó a Japón en el año 2002 por primera vez y eso le cambió la vida. Japón era otro país y otra manera de ver la vida para él. La cocina francesa reinó en occidente durante cuatro siglos. Dice el chef que era tan potente y tan importante, que cuando fueran a Japón no verían lo increíble que era aquello. Él y sus compañeros desburieron Japón al mundo, no sólo a España. Apartir de 2007, Adriá comenzó en El Bulli una cocina que se aproximaba a la cocina japonesa, un estilo que no se podía encontrar fuera de su restaurante. Dice que la poesía que tiene Japón a la hora de enfrentarse a la cocina, les marcó.

Con todo el respeto y cariño, ve la cocina japonesa con envidia sana. Espera seguir siendo embajador de la gastronomía japonesa. El wasabi o yuzu (un cítrico japonés), productos autóctonos de Japón, a menudo aparecen en sus platos. Dice que sólo conoce un cinco por ciento de la cocina japonesa y tiene pendiente un viaje para vivir durante un mes en el país.

Cuenta el chef que sólo hay un sitio de donde puede venir una idea. El único lugar en que el es capaz de ver algo diferente, y de ver utopías, es Japón.

El Bulli lleva cuatro años y medio cerrado, pero el chef dice que él está volviendo. Van a empezar de nuevo en serio con la creación.

 
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